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COVID-19. Arquitectura de una pandemia.

Uno de los filósofos contemporáneos más destacados, el coreano Byung-Chul Hang, postula en su libro La sociedad del cansancio, que toda época tiene sus enfermedades emblemáticas, y menciona que a pesar del manifiesto miedo a la pandemia gripal, actualmente no vivimos en la época viral. Dice que «…La hemos dejado atrás  gracias a la técnica inmunológica. El comienzo del siglo XXI, desde un punto de vista patológico, no sería ni bacterial ni viral, sino neuronal….». Bueno, parece que hay que recalcular. Nos han pateado el tablero nuevamente. Nuestras certidumbres no son tal de acuerdo a las actuales circunstancias. El exceso de positividad que nos define como sociedad en estos días -de acuerdo a Byung-Chul Hang en su libro- nos posiciona en un estado de éxtasis continuo de suficiencia, eficiencia, rendimiento y superabundancia. Pero agrego, solo por un rato. Estamos viviendo como civilización -a escala global-, una de las emergencias sanitarias más extendidas y veloces que se tenga registro a la fecha. Este punto, acompañado por la capacidad tecnológica de una trazabilidad y seguimiento eficaz, nos recuerda minuto a minuto la nefasta potencia del virus. Literalmente nos ha parado el mundo, y parafraseando a Mafalda, no nos podemos bajar. Parece que nos han interrumpido la dulce esquizofrenia que tanto disfrutamos. Entendamos primeramente 2 conceptos -repetidos hasta el hartazgo últimamente- para dar marco al tema; qué es una pandemia y qué es el COVID-19. PANDEMIA (RAE, 2020).  1. f. Med. Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región.

Imagen 1. Año 1918. Despliegue de camas de emergencia con la Gripe Española.

COVID-19 (OMS, 2020).  Acrónimo del inglés COronaVIrus Disease 2019.  Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la enfermedad por coronavirus COVID-19. La COVID-19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto más recientemente. Tanto el nuevo virus como la enfermedad eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

Imagen 2. Ilustración de Corona Virus y planeta tierra.

Arquitectura de una pandemia. Esta vez la arquitectura de la enfermedad nos ha sorprendido por su velocidad y capacidad de contagio, con la guardia baja y dejando entrever muchas carencias. Nos imprime una suerte de toma de decisiones cuasi espontánea, evaluando nuestra virtud para improvisar soluciones a tiempo real, y a la vez testeando nuestro sentido común de la forma más exigente posible.  Tan simple y evolucionada es la estrategia natural -como sacado del diario de Charles Darwin-, que nos pone a prueba siendo nosotros los propios vectores de la misma situación. El virus necesita un vehículo -un huésped-, y somos nosotros mismos el transporte y las propias víctimas. ¡Qué paradoja más alucinante! Perverso -a nuestros ojos- con un toque de humor negro, sin dudas. El guionista nuevamente se destaca, como suele hacerlo.

Imagen 3. Escena de la película Epidemia, 1995.

Nos toca plantarnos de forma firme, estratégica e inteligente, como individuos y colectivo, haciendo frente a una de las tantas pandemias que nos tocarán surcar. Ésta no será la primera ni la última; será una prueba más, en el examen continuo que la naturaleza y el ecosistema nos disponen. Simplemente por ser parte de ese sistema en equilibrio, donde no somos ni más ni menos que un (f)actor arrogante, que busca la supervivencia a toda costa de forma natural o artificial.  Si realmente buscamos entender algo de lo que nos pasa, trabajaremos en descifrar el mensaje dentro del criptex, que a primera vista lo percibimos como una gran desgracia en todas sus facetas y a todas voces. Ver la fatalidad y penuria de la coyuntura, quizás sea el camino realmente más fácil, directo y obvio; pero la evolución, si nos ha narrado algo en nuestra corta historia, ha sido lo opuesto. El «efecto mariposa», «el cisne negro» o «la teoría del caos» son sólo algunos de los conceptos donde se ilustra la entrelazada e integrada complejidad de la realidad, y lo poco que entendemos a simple vista el por qué y para qué de las situaciones. Descubramos realmente la virtud de la experiencia que nos enlaza, deduzcamos -o al menos hagamos el intento- de pensar «afuera de la caja», y por una vez persigamos ser sinceros y ubicarnos en nuestra justa dimensión. Somos a fin de cuentas, un elemento más de una compleja ecuación que nos comprende y no nos destaca; la cual aún estamos lejos de comprender, y por seguro más lejos aún de manipular en alguna de sus posibilidades de forma acertada.  Mostramos recurrentemente nuestra mejor cara de ególatras, arrogantes, y tontos -la mayor parte del tiempo-; pero muy en lo profundo y de forma casi exclusiva, sacamos la lucidez a ver el día, y justificar de modo más o menos decente, porque no deberíamos extinguirnos a la primera de cambio. Seguramente ésta prueba reordene el tablero global, y mueva muchas fichas de la grilla para reconfigurar un nuevo contexto, que será el inicio para repensar el funcionamiento del nuevo mecanismo. Estemos a la altura de las circunstancias y dejemos de lado todas las falencias que nos nublan el juicio. El virus nos ha reunido -nunca menos literal- para dar soluciones, demos los pasos correctos. Henry Ford decía «Reunirse es un comienzo; permanecer juntos es un progreso; trabajar juntos es el éxito.» Digamos que el puntapié inicial no lo dimos nosotros. Ahora nuestro turno.

Autor: Arq. Juan Andrés Marín